Vilagarcía dirige a 2.000 hogares su plan piloto de biorresiduos con contenedores de cerradura electrónica

El Concello de Vilagarcía está inmerso en la licitación del nuevo contrato para la recogida de la basura y limpiezas viarias que incluye importantes novedades y retos, destacando la necesaria y obligada apuesta por la separativa y el reciclaje. De hecho, uno de los más relevantes es la implantación del quinto contenedor, el marrón, el destinado únicamente a los biorresiduos; restos orgánicos procedentes de negocios y otros generadores como el hospital, pero también de las cocinas de los vilagarcianos. Es por ello que durante el primer año la empresa deberá implantar un proyecto piloto con una selección de grandes productores y un número reducido de viviendas.
En el caso doméstico se realizará una campaña de divulgación dirigida a 2.000 hogares con la previsión de que finalmente se adhieran unos 500. Para ello se instalarán contenedores con una boca especial con cerradura electrónica que permita la identificación del usuario aportante e impida el acceso a no autorizados. Esto es importante para evitar la entrada de residuos impropios que interfieran en su conversión en compost.
Previsión de coste
Así consta en los pliegos y se trata de un sistema muy extendido ya en otras comunidades autónomas. Este servicio tiene un coste previsto anual de unos 233.000 euros como parte de un contrato global que se aproxima a los cinco millones de euros con una duración de ocho años y que incluye otras novedades como la recogida de cartón puerta a puerta a negocios, renovación de contenedores, ampliación de zonas de limpieza viaria, etc.
El proyecto piloto para esta Fracción Orgánica de los Residuos Municipales (Form) consta de dos fases. En la primera, la adjudicataria deberá realizar una campaña de captación entre 2.000 viviendas concentradas en los cascos urbanos de Vilagarcía, Vilaxoán y Carril para conseguir la máxima adhesión posible –la previsión es llegar al 25 %, a unos 1.000 habitantes–. En el caso de los grandes productores, que utilizarán contenedores más grandes y sin clave de acceso, dará servicio a las residencias de ancianos; a unos 16 supermercados; las plazas de abastos; el hospital; una decena de fruterías; media docena de carnicerías y restaurantes y bares concentrados en lugares como A Baldosa, Méndez Núñez... hasta superar la veintena. También a algunos colegios, pues otros se incluirán en el plan de compostaje escolar de Ravella.
Además de desperdicios de alimentos y comida, se consideran biorresiduos pequeños restos vegetales de podas y brozas de tipo doméstico, como los procedentes de jardines –nunca de una actividad agrícola–. Todos ellos deberán trasladarse a una planta para su tratamiento y conversión en abonos. Una opción sería la proyectada por la Xunta y Sogama en el polígono industrial de Baión (Vilanova).
Al término de la primera fase se elaborará un informe con unos resultados y conclusiones que sirvan de base al Ayuntamiento para activar la segunda y final, con la implantación progresiva de esta recogida selectiva en otras viviendas de zonas a definir y en los restantes productores no domésticos de todo el municipio.
La importancia de este tipo de recogida selectiva reside en que es posible su reconversión en abonos, reduciendo la cantidad de basura cuya única vía de tratamiento es la destrucción en incineración. De hecho, el contrato impulsa este y otros dentro de las tradicionales (cartón, vidrio, plásticos...) con el propósito de reducir la cantidad del contenedor resto –el verde de toda la vida–, logrando un beneficio medioambiental, pero también económico pues hay posibilidad de valorización.