Jacobo Pérez | “No tiene sentido vincular el acceso al puerto de Vilagarcía con la Variante, que sí es necesaria
El alcalde de Caldas habla sin tapujos de cómo vivió la presentación del polémico estudio de la Variante Oeste, su falta de información previa y sus reclamos a la empresa adjudicataria

El pasado 16 de julio el Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible aprobó provisionalmente el Estudio Informativo para la definición de la Variante Oeste de Caldas de Reis y el acceso al Puerto de Vilagarcía, un vial que pretende reducir el tráfico que atraviesa el núcleo urbano de Caldas por la N-550 o la N-640, así como mejorar la accesibilidad a la AP-9 desde la N-640, eliminar los puntos de elevada accidentalidad en el entorno de la travesía de Godos y mejorar el trazado de la N-640.
Ante la presentación del estudio, la respuesta de los vecinos fue prácticamente inmediata, ya que la Variante traería consigo importantes consecuencias sociales, como el aislamiento de algunas parroquias o la destrucción de viviendas. El Concello de Caldas ya ha tomado cartas en el asunto y tiene claros cuáles son los pasos a seguir.
El mismo alcalde, Jacobo Pérez, recrimina a la empresa adjudicataria que no se pusiera en contacto con el Concello en ningún momento, afectando esto a la propia información que ellos podían manejar y transmitir a los vecinos.
Cuando se publicó el estudio, ¿por qué el Concello tardó en pronunciarse ante las consecuencias del proyecto que se ponía sobre la mesa?
El 17 de julio intentamos convocar una junta de portavoces. Finalmente, el día 18 no pudo celebrarse, pero ya habíamos hablado con los dos grupos políticos y todos éramos conocedores de que este estudio estaba aquí. A partir de ese momento, tratamos de ponernos en contacto con Demarcación para que nos explicara en detalle el proyecto. Porque, al igual que con cualquier otra ley, estudio o gran proyecto, el Concello está obligado a realizar una exposición pública. Durante esa semana estuvimos recabando información porque queríamos conocer el alcance real del estudio. Si se trataba de un proyecto que iba a ejecutarse o si era simplemente un estudio preliminar. En esos días no recibimos respuesta y, luego llegó el mes de agosto, dificultando aún más los trámites. Lo primero que queremos dejar claro, y así se lo trasladamos a los vecinos, es que el Concello no recibió información oficial sobre este estudio hasta que fue publicado. A partir de ahí, nosotros vimos lo mismo que cualquier vecino. Como alcalde tengo una responsabilidad porque debo ofrecer información veraz y contrastada, y eso fue lo que hizo que tardáramos un poco más en dar explicaciones. La semana siguiente desapareció una persona en Saiar, y lógicamente se suspendió toda la actividad del Concello. Después de eso, convocamos una junta de portavoces para organizar la primera reunión con la ciudadanía, que fue el día 11 de agosto.
Esta primera reunión también fue motivo de debate, porque muchos vecinos llegaron a reclamar que no fueron informados. ¿Esto fue realmente así?
A lo mejor ahí cometimos un error. Nos centramos únicamente en la alternativa elegida que era la Norte Centro 1B. Por lo tanto informamos en Godos, en Santa María y en Bemil, en la parte que se veía afectada. Lo que ocurre es que, a falta de información más precisa sobre la situación, cuando hablamos de la alternativa mejor valorada, nos referíamos a esa y las demás quedaron descartadas, porque esta era la opción mejor valorada por el Ministerio y entendimos que teníamos que informar a los vecinos sobre esa alternativa en concreto. Acordamos eso, avisamos a la gente y se colocaron bandos. Hasta yo mismo llegué a colocar varios en persona. Entonces, que ahora se diga que no se colocaron... ¿qué ocurre? Pues que, efectivamente, puede que en Bemil no se llegaran a poner, o en Arcos tampoco, porque ese trazado no afectaba directamente a esas parroquias.
¿Fue este el motivo por el que la plataforma de Saiar contra la Variante llegó más tarde?
Nos centramos en una parte, claro, pero igualmente en los primeros días la gente iba viniendo. Es decir, no es que nosotros ocultáramos información, faltaría más. Siempre había alguien que preguntaba por el tema, y nosotros dábamos la información que se nos pedía. Lo que pasa es que hay algo que también la ley debería tener en cuenta y es que yo hago una información pública, pero tuve que explicar un proyecto que no conozco. Yo también pregunté en la Delegación si podía hablar con los vecinos sobre si les iban a derribar o no sus casas, y me dijeron que no, porque cuando esto pase a proyecto puede variar. Igual nos damos cuenta de que, moviéndolo veinte metros, no se toca ninguna casa. Entonces, desde la responsabilidad, yo no puedo decirte “oye, te van a tirar la casa”. A eso se suma la falta de información que pudo haber habido. Porque en el momento en que intento corregir a alguien y le digo, “no, mira, es que no va por ahí”, parece que estoy justificando el proyecto.
Al parecer uno de los principales problemas fue que no se llegó a entender que se trataba de un estudio, y no de un proyecto aprobado, generando en cierto modo pánico social, pero poco a poco la información fue llegando a los vecinos y el mismo delegado del Gobierno puso de su parte.
Sí, se reunió conmigo en Caldas un día que venía de Vigo. Yo había solicitado telefónicamente hablar con él, entonces me llamó y, en ese primer momento, se enteró de la problemática puntual que después tratamos. Se sensibilizó y propuso la reunión que luego celebramos en A Coruña, porque allí estaban el director técnico del proyecto y el delegado de carreteras. Yo pedí la reunión y me daba igual que fuera allí o aquí.
También hay miedo por la parte social del estudio. Ya que la puesta en marcha de este proyecto puede aislar algunas parroquias y con ello afectar a sus negocios y a su calidad de vida.
Eso ocurre, sobre todo, en los entronques. Es decir, pasaría en Arcos y, principalmente, en Godos. Al final, tienes una carretera nacional que, si se desvía un poco, provoca que las casas situadas entre la nacional y esta otra vía queden aisladas. En el caso de Godos, toda la parte baja quedaría sin posibilidad de edificarse. Esto genera un problema social, porque aquí hay muchos negocios que dependen de que los vecinos tengan un acceso fácil. Si yo vivo en la parte baja y para llegar arriba tengo que ir hasta la rotonda, dar la vuelta y, prácticamente, acabar en Caldas, es evidente que las tiendas perderán afluencia de gente.
Ahora el Concello habla de contratar un estudio de ingeniería para redactar las alegaciones. ¿Cómo se tomó esta decisión?
Después de la reunión en A Coruña, surgió la posibilidad de contactar con un estudio de ingeniería para que elaborara esas alegaciones. El pasado 30 de septiembre nos reunimos con los tres grupos políticos para llegar a un acuerdo sobre este contrato con el fin de recopilar toda la información disponible y mantener conversaciones también con las plataformas vecinales afectadas. Entendemos que cualquier estudio de ingeniería podrá abordar estos aspectos técnicos, como por ejemplo la capacidad de la AP9 gratuita para asumir la carga de tráfico. A partir de ahí, se diseñarán estas alegaciones que volveremos a llevar a Pleno, buscando que salgan adelante con el mayor consenso posible.
En el año 2007 el Ministerio de Transportes planteó una Variante que los vecinos rechazaron. ¿Qué medida se tomaron en aquel momento y cuáles se tomarán ahora?
Sí, era muy parecida a esta, la llamaban la Variante de Bemil. Yo no estaba en ese momento, pero nos parecía una aberración, porque suponía partir una parroquia y frenar su posible crecimiento. Ya en 2007 el Pleno planteó una alternativa. Se propuso que, desde el sur de la subestación de Fenosa, se bordease esta instalación para salir a As Veigas de Almorzar, en la zona de Clesa. Esa alternativa se menciona en el estudio actual, pero no se entra a valorar como las demás. No entendemos por qué no se estudia como una opción más, y simplemente se hace referencia a ella. Esta fue la primera queja que trasladé al delegado. Además, tampoco entiendo por qué la empresa adjudicataria nunca se puso en contacto con el Concello y no le veo sentido vincular el acceso al puerto de Vilagarcía con la Variante, que sí es necesaria y llevamos años reclamándola, pero, repito, el acceso al puerto sobra. El verdadero problema de tráfico de la N-640 se concentra en el centro de Caldas, y ahí sí que la Variante ofrece una solución. En cambio, desviarla hacia el puerto de Vilagarcía supondría destrozar parroquias enteras sin ninguna necesidad. El auténtico cuello de botella de la N-640 se encuentra en Caldas, en el cruce con la N-550. Allí los camiones maniobran con dificultad, se ven obligados a avanzar y retroceder, y eso provoca retenciones. Además, somos el único ayuntamiento de la AP-9 que cuenta con entrada y salida dentro del mismo núcleo y que paga. Por eso, liberar este tramo sería una gran solución.
¿Cuál fue la recomendación de la delegación del Gobierno? ¿En qué punto están las alegaciones?
Nos pidieron que redujéramos el ámbito de actuación, porque si solicitamos que se limite únicamente a Caldas, es posible que en el Ministerio presten más atención. En cuanto al periodo de alegaciones, el primer plazo para particulares cerró el 1 de septiembre. Nosotros contábamos con un mes más y planeábamos presentarlas en el Pleno extraordinario del 25 de septiembre para su aprobación, pero acudimos con la delegación el día 23 y la situación cambió. Ellos nos indicaron que no presentáramos esas alegaciones y que, en su lugar, trabajáramos un documento completo y definitivo. Ahora tenemos de plazo hasta el 5 de noviembre, una vez que este informe esté listo se aprobará en el Pleno correspondiente. Los tres grupos políticos estamos trabajando de manera conjunta y coordinada, por lo que no hay duda sobre la unidad en este aspecto. Nos pidieron que pusiéramos especial énfasis en las afecciones sociales y aquí serán los vecinos quienes deban trasladar sus sensibilidades y preocupaciones ante la Variant