La guerra tecnológica hoy
Falló la cadena logística de distribución de repuestos a nivel mundial y las empresas viven al día sin stock y ahora no hay microchips para fabricar. Estas diminutas piezas se fabrican en Taiwán y Corea en un 80 %, y a los gobiernos les cogió en albis. Porque en vez de utilizar la inteligencia natural, se dejaron llevar por la economía de la especulación para fabricar inteligencia artificial con tantas neurosis tecnológicas sin que los gobiernos se dieran cuenta de lo más elemental, prevenir para no lamentar. No hay suministros por falta de previsión lo mismo pasó con la pandemia del Covid 19, cogiendo a los gobiernos desprevenidos. Y quien sabe si pasará lo mismo en futuras adversidades. Ya vemos como no somos nadie ante un virus invisible para el ojo humano. Lo mismo dicen que le pasó al todopoderoso Alejandro Magno que después de ganar tantas batallas conquistando el mundo, un mosquito le quitó la vida.
No sea que nos vaya a pasar con tanta tecnología como al sapo, que si le pones un cigarro encendido en la boca chupa el humo sin parar hasta que revienta.
Las sobredosis de las nuevas tecnologías nos están alucinando tanto que nos podemos atragantar confundiéndonos hasta tal punto que nos pasar como con la torre de babel, que la obra quedó sin terminar por no entenderse.
Ahí tenemos las redes sociales que son el señuelo de todas edades. Se ven parejas en bares que ni se hablan centrados en sus móviles. No hay mejor comunicación que la oral de boca a boca. Estas tecnologías nos deshumanizan. No hay mejor comunicación que la personal para intercambiar sentimientos y experiencias como se vino haciendo en miles de años hasta hace menos de 20 que nos irrumpieron las tecnologías. Los cambios bruscos siempre trajeron consecuencias, no siempre buenas.
En un mundo donde tenemos el derecho a opinar parece contradictorio que nos aislemos de esta manera en las redes sociales donde se puede insultar, mentir y calumniar sin que pase nada por no haber normas y medios que lo impidan, con lo cual se impone la ley de la selva. Se convence y aprende del otro con la comunicación presencial, hasta las relaciones el telefónicas pueden da r lugar a malos entendidos por distorsión técnica del tono.
La tecnología es tan competitiva que nos arrastra a consumir lo innecesario, teniendo en cuenta que hemos estado miles de años con en arado romano hasta el siglo XX, pero en menos de 20 años apareció la locura tecnológica que nos puede dejar colgados en cualquier momento con ataques cibernéticos. Estamos cambiando tan de prisa que podemos terminar siendo más infelices que nunca con más gente que se suicida.
Si bien estas redes sociales tienen su parte buena para la participación y posibilitar la igualdad ante unos medios de comunicación egoístas sin ética profesional; también es cierto que al estar al alcance de todos, pueden incitar a la violencia con mentiras e insultos despertando los bajos instintos agresivos del ser humano. Al estar al alcance de todos, piratas informáticos y hacker para robar y poderosos grupos económicos y de gobiernos que tienen más medios para manipular a la población en luchas interesadas. La mesura sigue siendo un valor a tener en cuenta para el ser humano. Tanta tecnología debiera limitarse a conservar el medio ambiente para futuras generaciones. Con tanto fabricar sin reparar, tirando todo es ir contra la conservación el equilibrio del planeta Tierra. Las catástrofes nos están avisando a nivel mundial. Es contradictorio gastar recursos en investigar otros planetas cargándose el nuestro.