Mi cuenta

Las notificaciones están bloqueadas. ¿Cómo desbloquear?

Mi cuenta

Las notificaciones están bloqueadas. ¿Cómo desbloquear?

La indignación de Sancho

“Señor, yo soy hombre pacífico y sé disimular cualquier injuria, porque tengo mujer e hijos que sustentar y criar”, dijo Sancho a Don Quijote después de que cayeran sobre sus costillas “las estacas” manejadas por las manos rústicas de los desalmados yangüeses.

El fiel escudero expresa su indignación porque no entiende que, por servir lealmente a su amo y señor, tenga que padecer tantas necesidades y desdichas, como esta. Le faltó añadir que estaba harto y “que si no fuera por sus circunstancias personales, las cosas serían distintas”.

Rescato este pasaje del Quijote, que Cervantes cuenta con lenguaje muy comedido, porque Sancho bien podía ser el portavoz de la mayoría de los españoles que, además de perplejos e indignados, también estamos hartos de tanto infortunio causado por tanta corrupción como hay en instituciones y partidos políticos protagonizada por dirigentes y gobernantes indecentes.

Cada día supera al anterior con nuevos episodios o con nuevas “descubiertas” de viejos casos que conmocionan las estructuras del Estado. Da la impresión que en cada esquina hay un corrupto que amplía el retrato cruel del estado ético de un país cuya imagen, que tanto cuesta crear, “anda en coplas” en boca de todo el mundo. ¿Qué concepto llevarán de España los expositores extranjeros que estuvieron en Fitur la semana pasada? ¿Qué pensarán en las cancillerías de los países de nuestro entorno?

Los medios de comunicación no dan abasto y en los últimos días tienen en el punto de mira a La Moncloa y al Partido Popular, el que sustenta al Gobierno, cuyo presidente también está bajo sospecha. Los llamados “papeles de Bárcenas” y todo lo que rodea este caso cayeron sobre la gente con la misma fuerza que las estacas de los yangüeses golpearon sobre la espalda de Sancho. Parafraseando al leal escudero, si no fuera porque los españoles somos pacíficos y “templados”, la rebelión popular estaría asegurada por tanta indecencia en la vida pública.

Hasta aquí hemos llegado, a la situación insostenible a que nos ha conducido la partitocracia reinante que está enterrando la Transición en un inmenso fangal de corrupción que aboca al país a un período constituyente. Que debe ser conducido por una nueva generación de políticos para desterrar a estos que nos avergüenzan, limpiar y regenerar la actividad pública y devolver a los ciudadanos la confianza en la democracia y en las instituciones.