
Ocho marineros riveirenses, otros dos de nacionalidad peruana y otro de Mauritania tuvieron que ser rescatados en la mañana del miércoles por Salvamento Marítimo tras sufrir una vía de agua el palangrero en el que faenaban a unas 23 millas de Cartagena, el Costero Segundo. El pesquero —con puerto base en Algeciras pero perteneciente a la armadora Costero Segundo de Riveira, propiedad de Juan Manuel Oujo— colisionó contra un objeto, posiblemente un contenedor, sobre las 7:30 horas, cuando gran parte de la tripulación todavía dormía.
Un fuerte ruido los despertó y se percataron entonces de que el golpe había provocado una vía de agua en el casco, a la altura de la sala de máquinas. La tripulación, con el patrón Jesús Manuel Paz al frente, intentó achicar el agua pero les resultó imposible, por lo que optaron por alertar a otro barco que estaba en las inmediaciones (de nombre Marufina) al tiempo que abandonaban el Costero Segundo y se lanzaban al mar a bordo de dos lanchas salvavidas.
alerta a salvamento
El patrón del Marufina avisó del naufragio a un familiar en tierra y este, a su vez, llamó al centro de Salvamento Marítimo en Madrid, que puso en marcha el operativo de rescate. Movilizó a la embarcación de intervención rápida Salvamar Mimosa, con base en Cartagena, y al helicóptero Helimer 202, que partió desde Almería hacia el lugar del accidente, localizando a los náufragos a unas 23 millas de la costa cartaginense.
Entre un viento bastante fuerte y más de dos horas después del accidente, los tripulantes del Costero Segundo fueron rescatados y subidos a la Salvamar Mimosa, en la que fueron trasladados a tierra. Hacia mediodía llegaron la Casa del Mar de Cartagena, donde fueron atendidos por servicios médicos, que certificaron que todos estaban sanos y salvos. Eso sí, muy nerviosos, indicaba ayer una trabajadora de la Casa del Mar de la ciudad murciana. Ayer por la mañana los marineros pusieron rumbo a sus casas en un avión que despegó del aeropuerto de Alicante.
El Costero Segundo, por su parte, acabó semihundido en las aguas del mar Mediterráneo. La vía de agua que se abrió provocó que la sala de máquinas quedara completamente anegada minutos después de la colisión, sin que los equipos del palangrero funcionaran. Fue por ello que la tripulación se percató de que resultaría imposible achicar el agua y optaron por salvaguardar su integridad física lanzándose al mar en las lanchas salvavidas.