La alcaldesa de Sanxenxo ha preferido estos días mantener una postura discreta sobre la reforma de la administración local de la que el pasado viernes se conocían detalles y se presentaba como un anteproyecto de ley que el Gobierno tiene prisa en tramitar y aprobar.
Catalina González cierra filas entorno a su partido y defiende las medidas adoptadas por el equipo de Mariano Rajoy, en la confianza de que durante el debate previo a la aprobación de la ley haya cuestiones que puedan ser modificadas.
Y es que a pesar de que parece que el punto de mira está puesto en los salarios de los alcaldes o el número de dedicaciones exclusivas que puede tener un ayuntamiento, como es Sanxenxo, con menos de 20.000 habitantes, Catalina González sabe que el cataclismo para la localidad no está ahí, sino en el punto de esa reforma que aboca a la desaparición a los organismos autonómos y a las empresas mixtas.
Terra, Nauta y Turismo de Sanxenxo deberían dejar de funcionar en caso de que la reforma planteada el viernes salga adelante en los términos en los que fue presentada. Y ello supondrá para Sanxenxo una reestructuración global de su funcionamiento interno, ya que se trata de tres entes que cuentan con presupuesto, personal y actividad propios y diferenciados del ente local.
Terra de Sanxenxo es la encargada de la coordinación de todos los programas de servicios sociales y cultura, pero lo hace con presupuesto municipal.
El caso de Nauta no es idéntico. Gestiona el puerto deportivo y cuenta por tanto con ingresos propios.
Por su parte, Turismo de Sanxenxo, participada por la administración local y la patronal hotelera, asume la gestión y promoción de la marca Sanxenxo, con una intensa actividad y personal propio.
El futuro de los tres entes está en el aire. Así como el de sus trabajadores.
Desde el grupo de gobierno evitan valorar estas cuestiones, a la espera de que en los próximos días se aclare la posibilidad de introducir algún cambio que beneficie a la localidad.
