
Decepcionadas y muy cabreadas. Así se quedaron ayer las trabajadoras de Cuca después de que el alcalde reconociese abiertamente que, desde el ámbito político, no se puede hacer nada para evitar el cierre de la factoría. Tomás Fole ratificó que “desde el Concello no tenemos las herramientas necesarias para impedir a la empresa que se vaya y la Consellería también se queda coja al respecto”. Unas palabras que chocan con el cierto grado de compromiso que derivó hace poco más de un mes en un acuerdo plenario votado por unanimidad de los grupos que aseguraban cualquier tipo de acción para evitar que Cuca se fuese de Vilaxoán.
La actitud del ejecutivo municipal mudó ayer un poco. Fole ratificó que “las trabajadoras tienen mi apoyo”, pero incidió en que “la realidad a veces es tozuda y no nos deja camino para conseguir nuestro objetivo” y advirtió también de que “no quiero plantear falsas esperanzas aquí, dado que la situación es muy difícil”.
clara decepción
Las trabajadoras de Cuca no ocultaron ayer su decepción ante las palabras del alcalde, aunque siguen con ánimos de luchar hasta el último minuto. Dispuestas a reunirse con la conselleira do Mar y con el presidente de la Xunta con la intención de que la fábrica se quede en Vilaxoán. “Non é só por nós, e tamén polos nosos fillos e porque implica que Vilagarcía se queda sen nada, sen futuro”, explicaban ayer.
Las trabajadoras no aplaudieron ni una sola de las intervenciones del primer edil. Si clamaron con ovación las de la oposición. Desde el PSOE las animaron a seguir luchando, al igual que desde el BNG que fue directo con Fole al reprocharle que “a mesma predisposición que mostrou vostede para que Feijóo veeña ao Centenario podía tela para que se reunise coas traballadoras”.
Desde Izquierda Unida también fueron especialmente duros con las gestiones realizadas por el ejecutivo municipal. Insistieron en que sí existen fórmulas que impidan a Garavilla el cierre de la planta vilaxoanesa y su traslado a O Grove y advirtió al alcalde que “demostren agora que as súas leis, as que puxeron en marcha, serven para conservar e promover o emprego”, al mismo tiempo que lo culpó de “estar máis de lado do empresario que dos traballadores”. Los izquierdistas insisten en que “non podemos resignarnos a que unha empresa que non presentou nin un só documento económico poida cerrar e irse sen ningún tipo de intervención por parte da administración”. También hizo un aparte para resaltar el esfuerzo de las trabajadoras que “en moi poucos días recolleron máis de 12.000 firmas por unha causa que todos recoñecemos como xusta”.
La indignación de las operarias, que ya se venía gestando desde la comparecencia de Rosa Quintana en el Parlamento gallego hace unos días, también salió a borbotones ayer. Algunas recordaron a Fole que “a vostede votouno o pueblo” y otras apuntaban a “para vostedes hai sobres e para nós non hai traballo”.