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O Barbanza

Varias viviendas fueron asaltadas por los ladrones en las últimas semanas

Los robos en establecimientos de hostelería y comerciales llaman poderosamente la atención de la ciudadanía riveirense de unos meses a esta parte. Pero, no son los únicos registrados, pues en las últimas semanas fueron varios los domicilios asaltados, que investiga la Policía Nacional, y que generan cierta psicosis. Un caso llamativo fue el de una vivienda de Palmeira, próxima a un taller, en donde un caco entró de madrugada y se llevó un cuantioso botín, aprovechando que no había nadie, y regresó las dos noches siguientes para intentar sustraer otras cosas que dejara embaladas, pero no pudo hacerlo al estar dentro sus dueños.

Estos últimos indicaron que se percataron de lo ocurrido cuando acudieron a la mañana siguiente y comprobaron que estaban rotas una doble ventana y la persiana, había muchas cosas empaquetadas y les faltaban otras muchas, como un reloj de muñeca de más de 2.000 euros sin estrenar y otro de mesa de plata que les regalaron por el 25 aniversario de la pareja, una bicicleta de montaña de 700 euros, ropa de cama y de vestir, botellas de bebidas alcohólicas de gran valor, una caja de latas de conserva y botes de café, entre otras muchas cosas, vaciando prácticamente la despensa. Una evidencia de que el caco tenía previsto regresar fue que, aunque se llevó un juego de llaves, dejó las puertas bloqueadas con trapos y calcetines, preparadas para entrar nada más empujarlas, pero el dueño tuvo la precaución de sacarlos y cambiar cerraduras.

El propietario añadió que este amigo de lo ajeno se llevó objetos con ruedas como tres trolleys y un carro de la compra y que dejó otras cosas que no tuvo tiempo para robar, como productos congelados, pero no descarta que también se los quisiera llevaren noches posteriores junto a lo que dejó empaquetado e incluso escondido en unos matorrales delante de la casa, como una batería de cocina, dos cuberterías y un edredón nórdico. Ante esa situación, el matrimonio decidió quedarse a dormir en la casa. El ladrón regresó la noche siguiente, tocando el timbre al comprobarse que retiraran el trapo con el que bloqueara la cerradura de la puerta principal. No le respondieron pues querían sorprenderlo in fraganti. Fue entonces cuando se dirigió a la ventana por la que había accedido la noche anterior, pero se la encontró tapiada con un tablero. El dueño salió y vio al caco subido a la ventana pero no lo pudo identificar, y al llamarle la atención huyó como alma que lleva el diablo. Volvió la siguiente madrugada e intentó entrar por el galpón. Cuando el dueño estaba a punto de echarle el guante, se marchó alertado por la llegada de la Policía.

Otros robos se registraron en sendos pisos de una segunda planta de un edificio de la Rúa do Camouco que no están ocupadas habitualmente, aunque suelen ir con frecuencia a echarle un vistazo. El propietario de una de las viviendas se encontró con la cerradura de la puerta destrozada y la mirilla sacada, un método que emplearon los cacos para comprobar que no había nadie dentro. Luego observó que todo estaba revuelto con puertas y cajones de muebles abiertos y echó en falta un reloj y unas gafas de sol. En el piso contiguo no se llevaron nada pero también estaba rota la cerradura, la mirilla sacada y todo revuelto. Se sospecha que iban buscando joyas y dinero. Se da la circunstancia de que hace un año entraron en un tercer y cuarto pisos de ese edificio, y los ladrones se llevaron un portátil y joyas del primero y un sobre con dinero del otro. En estos casos, estos dos robos se produjeron a plena luz del día.