Mariola Sampedro recupera para el PP la Alcaldía de Ribeira
La moción de censura salió adelante y la conservadora tomó el bastón de mando de manos de Barral

No hubo sorpresas. Mariola Sampedro es la nueva alcaldesa de Ribeira tras triunfar la moción de censura firmada por PP y PBBI y con la que desalojan al gobierno del nacionalista Pérez Barral. El Auditorio Vello, con capacidad para 300 personas, se quedó pequeño para albergar una sesión plenaria que ha quedado marcada ya para la historia del municipio barbanzano. Es su segunda moción de censura en democracia y con el objetivo –conseguido–de investir a la primera mujer al frente del Consistorio.
Lo cierto es que la tensión que se vivía en días pasados en las calles se trasladó primero a las colas del exterior para acceder al recinto y después al interior del salón. Las puertas se abrieron a las 11:30, pero había vecinos que ya esperaban pacientemente desde las diez. Dentro en un lado los que apoyaban a Mariola Sampedro y que aplaudían y gritaban incansablemente “Mariola, Mariola” y “alcaldesa, alcaldesa”. En el otro lado los fieles a Pérez Barral.
El debate
El grupo popular y el PBBI (ahora fracturado con solo tres concejales liderados por Vicente Mariño) fueron los primeros en entrar al pleno. Lo hicieron –como ocurrió durante las dos horas y media que duró la sesión– entre gritos y abucheos. La banda sonora de esta segunda moción de censura en la capital de la comarca barbanzana.
Minutos más tarde entraba el todavía alcalde, Luis Pérez Barral, entre aplausos y abrazos de los suyos y –nuevamente– abucheos de los contrarios. La tensión en el ambiente, unido al calor, se hacía por momentos irrespirable
Tras la constitución de la mesa de edad tomó la palabra la candidata a la Alcaldía. Sampedro defendió la presentación de la moción señalando que “Ribeira merece un cambio” y –consciente de las críticas que ha suscitado el acuerdo con el PBBI ante la ciudadanía– defendió la moción como un “acto lexítimo, democrático e profundamente responsable”. Aseguró que “estou aquí non por ambicións persoais nin por cálculos partidistas, senón por compromiso cos veciños de Ribeira”. Insistió en que “non vimos a dividir, vimos a unir por encima das siglas e pensando unicamente nos veciños”. Después de parar en varias ocasiones su intervención por los gritos del público de “caciques” y “traidores” Mariola Sampedro echó mano de los votos obtenidos por su formación en las últimas elecciones para defender que el PP fue el partido más votado y que “xunto co PBBI representamos á gran maioría dos cidadáns de Ribeira”.
Como marca el reglamento el nacionalista Pérez Barral fue el siguiente en tomar la palabra. De nuevo, entre los suyos, gritos de “alcalde, alcalde”. El regidor saliente tuvo palabras tanto para la propia Mariola Sampedro como, sobre todo, para el independiente Vicente Mariño. “Nestes rostros gárdase a corrupción. Fan unha moción que non se sustenta en ningún motivo obxectivo e que representa o peor da política”, señaló Barral. De hecho echó mano de hemeroteca y sacó un titular de prensa en el que Vicente Mariño aseguraba que nunca pactaría con el PP y se dirigió a Sampedro para señalarle que “o que pretenden vostedes é unha volta ao pasado, unha volta ao modelo do PP que tanto atraso trouxo para Ribeira”. Un modelo –subrayó– “baseado nos investimentos só para uns poucos, para os da súa corda”.
El ambiente en el pleno fue tenso desde el minuto y se oyeron gritos de “traidor” y “cacique” desde el público
Al figurar ahora como concejales no adscritos en el debate también tomaron la palabra Tania Redondo y Juan Luis Furones. La primera apuntó a que “o deber dun político é sempre ser honesto co veciño”, arrancando aplausos entre el público. Furones hiló una intervención más amplia en la que llegó incluso a nombrar a Unamuno en su referencia al discurso en Salamanca hacia Millán Astray. “Venceréis, pero no convenceréis”, manifestó. Al mismo tiempo que aplaudió los “logros” conseguidos por el tripartito que sella ahora su último día.
El socialista Francisco Suárez por su parte interpeló al grupo del Partido Popular y a Vicente Mariño sobre “o precio deste pacto”. Un pacto o acuerdo sobre el que, al menos de momento, no se ha desvelado nada ni en lo referente a salarios ni tampoco a cuestiones programáticas.
El PBBI alega sus motivos
Una de las intervenciones más esperadas era, sin duda, la de Vicente Mariño. Fue ya al filo de la una y media de la tarde. Nada más encenderse su micrófono el Auditorio tronó con gritos de “traidor, cacique” y “vendido” y “pinocho”. Mariño centró su discurso en justificar ante los presentes su decisión de darle ahora el gobierno al PP cuando hace poco más de año y medio había puesto su firma en el pacto con BNG y PSOE para hacer a Barral alcalde. “El que incumplió el acuerdo es el BNG porque el señor Barral lo que quiso hacer es de la Casa Consistorial su casa particular”, alegó el independiente. De hecho lo acusó de “soberbia”, de “intentar adoctrinar a los niños” y de “carecer de consenso, diálogo y transparencia”. Es más, aseguró que buscaba hacer campaña “ a nivel local y también autonómico con el tema de las atracciones de las fiestas” y aseguró que “lo que hizo el BNG es tejer una red clientelar para los suyos”. Incluso apuntó a que “en 2019 no quería pactar con un partido de derechas porque teníamos más concejales y no iba a ser alcalde, pero en 2023 ya me llamó esa misma noche para intentar dialogar. Ahí ya no le importaba a usted gobernar con un partido de derechas porque lo que quería era el poder”.
La segunda ronda de intervenciones subió de intensidad y de decibelios, aunque ya solo tomaron la palabra el alcalde saliente y la entrante. Ambos se dirigieron acusaciones cruzadas y – nuevamente– fueron arengados cada uno por los suyos desde las butacas ansiosas ya porque llegase la votación.
Esta no se produjo hasta pasadas las dos de la tarde. Sin sorpresas. Llamados uno por uno y por orden alfabético los concejales fueron diciendo “sí” a hacer a Mariola Sampedro alcaldesa, mientras que los contrarios optaron por un “en contra da moción de censura”.
El recuento de votos ya era lo de menos y algunos de los afines al BNG que estaban entre el público empezaron a abandonar la sala. Dentro se levantaron los apoyos a Sampedro a grito de “alcaldesa, alcaldesa” mientras que Barral entregaba el bastón de mando a la conservadora iniciándose así una nueva era en Ribeira. Una nueva era que la propia Sampedro definió como ilusionante y centrada a trabajar “dende xa” para gestionar el municipio que la vio nacer y que ahora gobierna.
