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Cambados

Don José, en sus bodas de diamante: “Puiden acompañar a rapaces desde pequenos a ser avós”

Seis décadas de sacerdocio y de buenos recuerdos, en los que acompañó a varias generaciones de cambadeses “nas alegrías e tamén nos momentos tristes”

Don José
Don José Aldao posa junto a la casulla que vistió en su 25 aniversario en Cambados
Mónica Ferreirós

Sesenta años. Toda una vida. Eso es lo que lleva Don José Aldao ejerciendo el sacerdocio en Cambados. Nacido en San Julián de Lendo, en A Laracha, recuerda “perfectamente” aquel momento en el que llegó a la villa del albariño: “Foi un 23 de outubro de 1975”, cuando fue acogido por el párroco de por aquel entonces, Don Antonio, y aunque “nuna me imaxinei que aquela reitoral algún día iba a ser a casa na que eu iba a estar como sacerdote”, así fue. Unas bodas de diamante que celebrará mañana, a las ocho de la tarde, con una misa que se prevé multitudinaria, después de la cual habrá unos pinchos. También con una exposición de fotografías de estas seis décadas, que acoge la parroquia.

Con once años abandonó su casa para entrar al seminario, porque lo que quería “era estudar”, aunque poco se planteaba en ese momento cuál sería su futuro. Sin embargo, y pese a esa corta edad, vivió allí unos años felices, rodeado de compañeros con los que también hizo “comunidade”. Así, a los 23 llegó a la villa del albariño, su primer destino (y, al menos de momento, el último), por lo que mañana le espera un emotivo homenaje preparado por sus colaboradores y en el que se “deixará querer”. “O cura ten o seu cometido, pero as mans dun sacerdote son os colaboradores impresionantes que teño nesta parroquia”, subraya Aldao, que son los artífices de que “Cambados sexa hoxe relixiosamente o que é”.

El sacerdote rememora sus sesenta años a través de la exposición fotográfica
El sacerdote rememora sus sesenta años a través de la exposición fotográfica
Mónica Ferreirós

Por su Iglesia pasaron varias generaciones de cambadeses, bautizando a padres e hijos. “Aqueles rapaces que ti coñeceches de pequeno foches acompañándolos no seu proceso de crecemento, de crear unha familia, ser pais, avós...”, señala satisfecho Aldao, que participó tanto “nas alegrías como tamén nos momentos tristes” de la mayoría de vecinos, porque “sesenta anos dan para todo”. Aunque si tiene que elegir un mejor momento de su labor son los niños, por los que “sinto un gran entusiasmo” y la misa de las 12:30 horas del domingo, tras la catequesis: “Rodearte da xuventude rexuvenécete”. También es una de las “etapas máis fermosas que recordo” los casi treinta años como profesor en el Ramón Cabanillas.

La sombra del narcotráfico

Lo cierto es que poco queda ya de aquel Cambados en el que llegó en 1975 y, aunque prima lo positivo, señala, la villa también tiene detrás “unha historia negativa”, derivada por el sufrimiento de naufragios, indica, y la sombra del narcotráfico. “Poucas veces a xente alzaba a voz, pero había que facelo”, subraya Aldao, quien no dudó en ser un miembro activo en la lucha contra esta lacra, también a través de la Fundación Galega Contra o Narcotráfico, “o buque insignia para facer fronte a esta situación”. “Cando se fan negocios que conlevan a morte, incluso de veciños e xóvenes”, lamenta el párroco, la sociedad tiene que posicionarse y él no lo dudó, con el objetivo de concienciar a una sociedad en la que siempre estuvo muy presente. También a través del deporte. Seguidor de fútbol y de baloncesto, como fundador también del Xuven, subraya la importancia del deporte, precisamente, para que “te aparte de outras cousas”.

Así, echar un vistazo al pasado le deja, sobre todo, buenos recuerdos y también muchas amistades, porque “Cambados, aínda que medrou, é un pobo de andar por casa, no que todos nos coñecemos e nos saudamos”.

Futuro de la Iglesia

Sin embargo, no solo rememora sus sesenta años de vivencias en Cambados, sino que también aborda la falta de relevo en el sacerdocio. En este sentido, Aldao reconoce que la Iglesia “é consciente de que ten que cambiar, pero nunha institución tan complexa os cambios van a tardar, aínda que xa están aflorando”, señala, tras el buen trabajo del Papa Francisco, reconoce.

Don José posa con el cáliz que utilizó en su primer misa
Don José posa con el cáliz que utilizó en su primer misa
Mónica Ferreirós

También sobre la situación del asilo tras la marcha de la Orden de las Hermanitas de los Ancianos Desemparados, y subraya el compromiso para que la capilla “mantivese o culto relixioso” para los vecinos de San Tomé, gracias al compromiso adquirido de cesión por parte de la nueva empresa propietaria.