
Ni siquiera las nuevas tecnologías han frenado lo que es ya una imagen típica en las papelerías y librerías vilagarcianas cada vez que arranca un nuevo curso: largas colas, horarios extendidos y un zafarrancho importante de mochilas, lapiceros, libretas y bolis. Las papelerías de la ciudad viven este septiembre “su agosto” conscientes de la competencia que hay desde el ámbito de internet y de que el pequeño comercio lo tiene, cada vez, más difícil.
“Moitos veñen a preguntarche por algo e dislle, ao mellor, que non o tes, pero que o podes ter mañá e diche: pois xa o pido en Amazon. Que pensan? Que Amazon llo vai a traer hoxe?”, señala Nieves desde la librería Vidal. Ella –aunque se ha adaptado a los tiempos facilitando los pedidos a través de wasap o vía telefónica– reconoce que lo fuerte llega a partir de esta semana y en presencial. “Hai colexios que piden unha lista enorme e outros que moitas menos cousas. Non podo dicir o que gastan as familias de media porque depende moito tanto do nivel de ensinanza no que están como do propio centro escolar”, explica.
Mariví Arines, que lleva casi 30 años en el sector, asegura que los tiempos han cambiado, sobre todo en lo que se refiere al material escolar. “Antes igual te pedían libretas de un tipo y ya está. Ahora tienen que ser de cierto color todas. Es tremendo”, explica. Además asegura que también hay diferencias entre colegios a la hora de pedir el material. Eso sí, coincide en que la gran mayoría de la clientela tiene el bono de la Xunta para adquirir lo que se precisa. “El de menor coste casi lo tiene todo el mundo”, explica. Indice, al igual que en la librería Vidal, que sí es cierto que lo “online” está haciendo daño. “Como en todos los comercios locales, claro que se nota. O vienen a mirar y luego lo encargan”, declara.
Ella se muestra crítica con el hecho de que en algunos coles “se puedan vender los libros como si fuese una librería”.
En este material notaron la bajada en las ventas cuando “surgieron los bancos de libros y también con el libro electrónico”. Algo que, posiblemente, cambiará a partir de este curso con la iniciativa de la Xunta de Galicia de volver al papel al menos en los cursos más tempranos.
Días intensos
Las papelerías que hay en la ciudad amplían, así pues, los horarios a lo largo de toda la semana con el objetivo de dejar resueltas las peticiones de la clientela lo más rápido posible. “Muchas veces parece cola, pero es que vienen varias personas para el mismo pedido”, tranquilizan desde Arines. Los días serán intensos, pero todo pasa, también la “vuelta al cole”.