Vilaxoán Canta, más vivo que nunca

Si hay algo que identifique muy bien a los vilaxoaneses es que buscan cualquier excusa para cantar, sea en la calle, en los bares o cuando se reúnen a hablar en plazas y parques. Por eso un evento como el Vilaxoán Canta es la máxima expresión de la identidad del pueblo, como cientos de personas volvieron a demostrar reuniéndose en la Praza Rafael Pazos.

Lo hicieron bajo la batuta –y con el inconfundible acordeón– de Álvaro Cardalda, que también ha sabido en estas últimas ediciones introducir a los más jóvenes en el amor por un evento que es único en Galicia. Con las voces entrenadas de los miembros de la Coral vilaxoanesa –otro de los elementos característicos y de orgullo para los vecinos del lugar– tanto los de la localidad como los que solo van de visita entonaron una tras una canciones tradicionales y otras más típicas de la zona que ya son todo un himno para muchos. Otros, los más tímidos, solo fueron a escuchar, pero no por ello a divertirse menos.

Los vilaxoaneses ensayan desde hace semanas para que la actuación salga a la perfección, aunque ya todo ellos llevan años haciendo del cante en la calle un modo de vida.

En el repertorio sonaron temas de siempre, como el  “Sómosche de Vilaxoán”, que se entona incluso por aquellos que solo visitan esta zona de vez en cuando. No se podría entender a Vilaxoán sin su Vilaxoán Canta ni al Vilaxoán Canta sin su gente de Vilaxoán.

Este espectáculo tradicional y vivo cerró así las celebraciones de las fiestas del Carmen, que arrancaron el sábado para llenar a la localidad de música, diversión, actividades y también momentos para la procesión religiosa, tanto la terrestre como la marítima. Al ser un pueblo pegado al mar, de marineros y mariscadores, el Carmen es en Vilaxoán una de las citas más importantes del año.

De ahí que todas las actividades –verbenas incluidas– contasen con un gran éxito de público. Es precisamente con la música como se despide la programación hasta el año próximo, con un Vilaxoán Canta más vivo que nunca, con herederos entrenándose para coger el relevo y con un maestro de ceremonias que siempre tiene la sonrisa en la cara.