
La siniestralidad laboral se encuentra en Vilagarcía en los mismos niveles que a mediados de la década de los noventa. Tras años de normativas, campañas, medidas de prevención y establecimiento de protocolos, las cifras no muestran unas variaciones demasiado significativas. Así, en 1995 se registraron en la capital arousana un total de 385 accidentes laborales, algo más de medio centenar menos que los que tuvieron lugar en 1995.
En el resto de los años, las cifras van variando de forma inestable, cincidiendo los años de menos siniestralidad con la de la grave crisis económica mundial que estalló en 2008 y que se prolongó durante cerca de una década.
Fue en esos años, con una menor actividad y población trabajadora, cuando hubo un mayor respiro en cuanto a accidentes, con la excepción de 2008 y 2009, cuando todavía hubo 674 y 474, respectivamente. El récord se encuentra en el año previo al estallido de la burbuja inmobiliaria, que en cualquier caso en Arousa se vio aplazado. En 2007, con la construcción todavía en auge, fueron 752 los accidentes laborales que se registraron. Al año siguiente, la cifra era aún muy elevada, de 674. Ya a partir de 2021 comienzan a situarse en los dos centenares, hasta que se vuelven a incrementar con el fin de las restricciones de la pandemia y un nuevo impulso de la actividad, hasta llegar a los 439 del último año en el que hay registro en el Instituto Galego de Estatística, 2023. A este respecto, Miguel María, de Comisións Obreiras, explica que el año pasado, 2024, fue “especialmente malo”, en cuanto a siniestralidad laboral. Cabe señalar, a la hora de analizar estos datos, que el crecimiento de la población activa no es tan significativo como para sostener la escasa variación en las cifras de accidentes y que, en algunos casos, incluso juega en su contra.
El dato más positivo es que la mayor parte de los accidentes que se registran en horario laboral, o en el tiempo de desplazamiento al centro de trabajo, son de carácter leve. A lo largo de estos treinta años, solo hubo 162 siniestros laborales de carácter grave en Vilagarcía.
Aunque por rama de actividad no existen estadísticas municipales, las provinciales sirven para hacerse un mapa. Industria y construcción son los sectores que acumulan un mayor índice de accidentes.
Trabajadores de reparto
Sin embargo, en las últimas décadas se han establecido nuevas realidades en el mercado laboral que carecen de una regulación específica, especialmente en cuanto a la relación de protección frente a accidentes. Una realidad que se agrava si se tiene en cuenta que muchos de estos trabajadores son subcontratados. Es el caso, por ejemplo, de los que reparten en sectores como los recambios (talleres), siendo especialmente vulnerables los que van en moto. En zonas como la arousana, expuesta durante el invierno a inclemencias como el viento o la lluvia, muchos de estos empleos carecen de protocolos internos sobre qué hacer ante situaciones de riesgo, incluso con alarmas rojas decretadas. Además, al tratarse en buena medida de personal subcontratado, no cuentan con contacto con el responsable de prevención de la empresa (si lo hay) ni con el delegado de la plantilla para este aspecto. “Si llamo a la ETT por la tarde me sale un contestador”, explica un empleado en estas condiciones de trabajo. Qué hacer con estas realidades es un debate para el cuál, todavía, no hay una respuesta clara.