
Escuchar a Ramón Carlos Encisa es igual que leer una enciclopedia de biología o botánica o estar viendo un documental de historia y diversidad natural en la dos. Este vilagarciano –funcionario jubilado– habla con emoción y sin cansarse de dos de sus pasiones: la fotografía y la naturaleza. Su pasión por la segunda de estas disciplinas llegó de la mano de Enrique Valdés Bermejo y ya dentro de A Cantarela se adentró de llenó en el mundo de las setas. “Empecei facendo un estudo sobre os cogomelos en Cortegada e despois –como estes só eran en outubro– lanceime tamén a fotografar orquídeas, que son as grandes descoñecidas en Galicia”, dice. La cosa no se quedó ahí, dado que a su catálogo natural (y todavía con las máquinas analógicas de carrete de 36) se fueron sumando pájaros, reptiles, mariposas o insectos. Con la evolución tecnológica Ramón fue haciéndose con un auténtico arsenal de cámaras digitales, objetivos y –sobre todo– ganas de aprender. “Todo o que sei é autodidacta. Mirando tutoriais de Youtube, lendo...”, explica. Algo increíble teniendo en cuenta que el nombre (científico y también popular) de todos los animales, plantas y setas que fotografía los ha investigado y documentado él de una forma increíblemente minuciosa. “Moito traballo e paciencia”, reconoce. Ambas cuestiones a la vista están para todos los que visiten su exposición – “Fotonatureza”– en la sala Rivas Briones hasta el próximo 20 de enero. Además de las fotografías pueden verse también los materiales de camuflaje que el vilagarciano utiliza para obtener sus mejores instantáneas. En su casa tiene instalado un auténtico plató digno de ser observado. “Teño uns puntos de alimentación instalados na casa. Póñolles de comer tres veces ao día, non máis, para non crearlles dependencia. Aos paxaros encántanlles as magdalenas”, relata como anécdota. En su arsenal están tiendas de campaña con material de camuflaje, un soporte para hacer fotos en zonas de agua e incluso un “disfraz” de hierba para pasar desapercibido cámara en mano ante los animales más asustadizos.
Ramón recuerda que cuando era niño – “eu son da Laxe”– todos los niños sabían el nombre de los pájaros, distinguían sus nidos y también sus huevos y conocían además las plantas. Algo que –incluso para los que viven en zonas rurales– se ha perdido. De ahí que con esta exposición quiera “dirixirme especialmente aos nenos, despertarlles a curiosidade”. Para ello está abierto a visitas guiadas y programadas con los colegios. Para abrirles esta pequeña ventana al mundo natural que él explica a la perfección y con una pasión contagiosa.