
Fue el arquitecto redactor del proyecto el que se pasó por la zona, según confirmaron desde el Concello. El técnico de Ravella concluyó, al verla, que se trata de los restos de una instalación que formaba parte de una canalización o cañería.
Por este motivo, el Concello decidió dejar la tubería tal y como estaba para que “dadas las características del terreno, siga desempeñando su función”. Una medida que adoptaron en base a la visita hecha por el arquitecto redactor del proyecto. En otros casos similares, las administraciones optan por consultar con un arqueólogo.
Un plazo de seis meses
El proyecto busca, según destacaron en su día desde el Concello, dar protagonismo al agua, en referencia precisamente a las antiguas marismas que existían en la zona, para lo que se están poniendo en marcha láminas de agua. Una intervención con el hormigón como material predominante y en la que habrá árboles como el arce japonés.