
Recorría las calles con sus características sandalias y, durante años, con su cámara colgada al hombro, aunque ya llevaba un tiempo "jubilado". A Jorge Leal Ríos "Peto" le venía de "casta" lo de la fotografía, pues ya su padre, José Luis Leal Soto, fue un pionero en el mundo de la imagen.
Una pasión de la que "Peto" hizo su profesión, pero también su forma de vida, con un instinto básico para la fotografía que nunca huyó, eso sí, del estudio minucioso, la técnica y la constante actualización. Ningún rincón escapaba al ojo de Leal Ríos, desde la naturaleza en Guillán hasta el vuelo de una gaviota ladrona de terrazas, en esos bares que tanto lo echarán de menos.
Especialmente en A Marina, donde pasaba las tardes verano e invierno, ganándose el cariño de todos. "Peto" dejó de responder esta mañana y movilizó un dispositivo de emergencias, queriéndose colar en una crónica, la de sucesos, que no le corresponde. Porque la de "Peto" ha de ser otra página, la que se reserva a los caminantes que dejan huella.