
La lluvia hizo acto de presencia también en la gran fiesta que se celebró ayer en la parroquia de Amil, en Moraña. No quería perderse los manjares que la organización llevaba preparando desde madrugada, como mostró en sus redes sociales. Pero el mal tiempo no pudo con las ganas de los vecinos y asistentes a este evento, que cada año reúne a un buen número de asistentes.
Por ello, no es de extrañar que estén ya por la edición trigésimo segunda de un evento con una propuesta clara: Comer y pasarlo bien junto a vecinos, amigos y familiares. Del ambiente ya se encargan los asistentes, algunos de los cuales ya acuden incluso vestidos con “uniformes”: Camisetas amarillas con mensajes o unas elegantes chaquetas de Bob Esponja.
Una alegría necesaria para alimentar el estómago de los manjares más típicos de la gastronomía gallega: Cerdo preparado a la brasa, la estrella del evento; empanadas y, de postre, las típicas bicas gallegas, que siempre triunfan; regado por el café de pota con licor que suele edulcorar las sobremesas gallegas, la comida fue, como siempre, la excusa para reunirse.
De hecho, no faltó ni Protección Civil, en convivencia con los vecinos. Los voluntarios también disfrutaron de la comida y participaron en el evento que organiza la Asociación gastronómica y cultural de Amil, que ya desde navidades recauda fondos para cuidar cada detalle. De hecho, una carpa protegió de cualquier inclemencia al evento, aunque la lluvia respetó la mayor parte de la jornada. No solo hubo comilona, también baile y música tradicional, a cargo de la A.C. Polavila de Pontevedra y Banda de Gaitas e Percusión Foula de Amil, así como juegos populares. Los sacos, zancos o pañuelos volvieron a entusiasmar a pequeños y mayores. Porque, cuando se está en confianza, es mucho más fácil volver a ser un niño.