El chicle de los ricos
Cada vez que un político, de cualquiera de las izquierdas existentes en estos momentos, presenta una propuesta –la gran mayoría de ellas totalmente descabelladas– sus genialidades económicas pretenden que las paguen los de siempre: los más ricos. Es como si fueses un chicle que pretenden estirarlo al máximo sin darse cuenta de que se puede romper en cualquier momento o que pueda ocasionar, como de hecho ya lo está haciendo, un malestar importante entre los generadores de empleo y pagos en impuestos a las arcas económicas de la administración.
Las ministras de Unidas Podemos integradas en el Gobierno suelen estirar ese ficticio chicle económico que rodea a los más ricos hasta límites insospechados, sin pensar en las consecuencias, y puede que los perjudicados adopten posturas que no siempre son las mejores para la economía de nuestro país.
La larga lista de incongruencias que pretenden poner en marcha las ministras incluidas en la coalición podemita -también alguna socialista no se queda atrás- ha tenido su punto más álgido hace tan solo unas lunas cuando la lideresa de Sumar, la comunista Yolanda Díaz, se sacó de la manga la intención de darle a los que cumplan 18 años 20.000 euros para desarrollar acciones emprendedoras. Cuando se le preguntó de dónde iba a salir el dinero- millones de euros- para hacer frente a la promesa electoral, señaló que del bolsillo de los más ricos. Y en ese momento comenzaron las discrepancias de conceptos entre ella y el portavoz de su coalición electoral para señalar que la entrega no sería ahora sino dentro de cinco años cuando cumplan los 23 los jóvenes que ahora entran en la mayoría de edad. Una larga promesa que no se va a cumplir por mucho que se lo proponga la señora Díaz, que muchas veces en vez de sumar adeptos lo que hace es aumentar el número de personas que muestran sus contrariedades con la lideresa comunista.
Recaudar fondos económicos para estos fines se podría hacer de otra manera agudizando el ingenio, no tirando por la calle del medio y llevándose por delante a los generadores de empleo y riqueza. Sería mucho mejor, señora Díaz, reducir drásticamente el número de ministerios, de asesores, de viajes, de coches oficiales, de campañas publicitarias sin sentido, de subvenciones, etc., por citar algunos ejemplos claros generadores del gasto público. Seguir tirando del ficticio chicle de los más ricos puede traer consecuencias muy negativas. No lo olvide.