
Se han escrito ríos de tinta sobre la necesidad de una mayor protección para O Areoso. Ahora parece que sí, que este será el primer verano en que el islote contará con un plan específico de gestión, que garantice que durante la canícula se aplique en verdad un “equilibrio” entre la necesaria protección de sus valores naturales, el desarrollo de actividades como la marisquera y el disfrute del entorno con su uso público.
El anuncio, el de este futuro plan de gestión en verano, lo hizo ayer la Xunta, después de la celebración de una reunión a tres bandas: Gobierno gallego, Concello y Cofradía de A Illa. El compromiso es que la administración local y el Pósito remitan a la Consellería de Medio Ambiente, Territorio e Vivenda sus aportaciones sobre las principales cuestiones a resolver, alternativas y posible soluciones. Una tormenta de ideas a la que la Xunta intentará dar encaje normativo a través del citado plan de gestión, un instrumento previsto en la Lei de Patrimonio Natural de Galicia para este tipo de espacios.
Además, como base para este nuevo texto regulador se tomarán los trabajos realizados por la Consellería en 2019 y 2020 “e que quedaron temporalmente en suspenso pola crise da covid-19”, indicaron ayer desde la administración autonómica. La Xunta entiende ahora que, “unha vez que a actividade turística na zona volveu recuperar certa intensidade no verán”, es hora de “tomar medidas que garantan a convivencia dos posibles usos turísticos e recreativos de O Areoso, ao que os visitantes acceden por mar en diferentes medios de transporte, coa importante actividade pesqueira e marisqueira que acolle a súa contorna”, así como su riqueza paisajística, natural y arqueológica.
En la reunión participaron la directora xeral de Patrimonio Natural, Belén do Campo; el alcalde, Carlos Iglesias; el patrón mayor, Juan José Rial; técnicos y otros cargos de la Consellería.
El islote de O Areoso está integrado en la Zona de Especial Conservación Complejo Ons-O Grove y, por tanto, en Red Natura. A la intensa erosión que sufren sus dunas, playas y túmulos de forma natural hay que sumar una creciente presión humana, sobre todo en verano.