
La biblioteca de A Illa es un centro activo, que está en constante búsqueda de actividades que motiven a sus socios y ayuden a captar a nuevos usuarios y ayer seguro que ganó alguno más. Y es que recibió la visita de una veintena de alumnas de las actividades para adultos que ofrece el Concello y la experiencia resultó altamente positiva, además de reveladora de circunstancias de la vida que parecen lejanas y un imposible cuando la juventud corre por las venas, pero que llegan con los años, y para todos. Porque hubo quien descubrió cómo funciona e incluso su propia existencia, a pesar de pasar todos los días por delante y de tratarse de un servicio establecido desde hace años.
El grupo está compuesto mayormente por mujeres de edades comprendidas entre los 60 y los 80 años y que, en algún caso, acaba de descubrir su pasión por la literatura. De hecho, la actividad “xurdiu porque tamén temos actividades de lectura e houbo xente que descubriu que lle gustaba ler e incluso a propia biblioteca ou o seu funcionamento”, explica su profesora, Pascua Suárez.
La docente expone que este tipo de actividades se enmarcan en la materia de enseñanzas activas con la que pretenden estimular a los alumnos y que van desde la estimulación cognitiva hasta la socialización o el enfrentar situaciones de la vida cotidiana que se les hacen un mundo para que “ganen autonomía”. “Moitos ven problemas en todas as cousas, incluso en ir ao supermercado, ao banco, etc. Se sinten máis vulnerables e trala pandemia, que estivemos más recluidos, hai persoas maiores que quedaron máis afectadas”, señala.
De hecho, el listado de actividades nunca está cerrado y escucha sus propuestas para abordar preocupaciones y aspiraciones que tienen. Así, una de las próximas visitas programadas será al aula de informática, para acercarse a internet y a sus posibilidades como entretenimiento, pero sobre todo para el manejo de determinadas cuestiones que exige la sociedad moderna y que, en muchos casos, se ha olvidado de que algún día también llegará a la mediana edad y a la ancianidad. De hecho, Suárez explica que “lle teñen moito medo aos ordenadores”.
No obstante, lo importante de los retos es la persona que se pone delante y, según su profesora, este grupo “sorprende polas súas ganas de aprender e de descubrir”.
En el taller de lectura de ayer hablaron de la poesía de Rosalía de Castro que "lles gusta moitísimo" y de “Memorias dun neno labrego”, de Neira Vilas, que precisamente visitó hace años la biblioteca de A Illa. Y para hacerlo más cercano, compartieron un café y unos bizcochos junto con la responsable del centro, Ángela Otero.
Una experiencia de diez para ambas partes y como bien dice el refrán, “nunca es tarde si la dicha es buena”.