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Cambados ultima su primera ordenanza municipal de bienestar animal con sanciones de 100 a 30.000 euros

El Concello de Cambados está ultimando el borrador de la que será la primera ordenanza municipal para la defensa, protección, bienestar y tenencia responsable de animales de compañía, aunque también atañe a los domésticos y silvestres. Incluye un procedimiento sancionador con infracciones que van desde leves a muy graves y cuantías parejas que oscilan entre los 100 y los 30.000 euros.

El alcalde, Samuel Lago, explica que la tramitación del texto se ha demorado más de lo previsto al carecer de un técnico de medio ambiente fijo en plantilla, pues hasta ahora se cubren con las contrataciones temporales sufragadas con el Plan Concellos y, de hecho, la última ocupante de la plaza redactó el borrador. A este respecto también indicó que darán estabilidad a ese puesto en una próxima Oferta de Emprego Público, para dar cumplimiento también a lo pactado con el BNG con el presupuesto municipal.

Así las cosas, espera poder llevar la ordenanza a un pleno de los próximos meses, aunque también quieren abrirla a la participación pública antes de su aprobación, como se ha hecho antes recogiendo aportaciones.

Prohibición en circos y corridas

La ordenanza se articula en varios capítulos recogiendo prohibiciones básicas tales como el maltrato, dar una educación agresiva a los animales, organizar peleas, mantenerlos en malas condiciones, usarlos en circos y espectáculos y las corridas de toros con muerte o que incluyan sufrimiento. También otras más detalladas como mantenerlos más de una hora dentro de un coche en verano o alimentar animales en la vía pública sin autorización del Concello.

En el caso de su protección se regulan cuestiones como el uso y las características de las correas, arneses y bozales; las condiciones higiénico sanitarias y de atenciones básicas (alimentación, veterinarias, etc.) que se les deben dispensar, además de promulgar el sacrificio cero, salvo en casos de “sufrimento intenso e irreversible sen posibilidade de tratamento poderán ser sacrificados”.

Y sobre las responsabilidades de los propietarios, entre las obligaciones destacan las más conocidas como la identificación con microchip como medida de prevención del abandono y localización en caso de pérdida; la asunción de los daños a bienes, personas y otros animales; el deber de llevarlos atados con correa por la vía pública, excepto en caso de espacios habilitados especialmente para ellos como parques y playas caninas, así como la obligación de recoger sus excrementos y evitar que miccionen en fachadas, mobiliario, urbano, etc. Asimismo establece la obligación del Concello de recoger a los animales domésticos, vagabundos y extraviados y su albergue en un centro de acogida y que, en caso  de tener dueño y que no lo recoja tras avisarlo en un plazo de dos días, se le darán otros 10 para recuperarlo tras abonar los gastos de atención resultantes.

Peligrosos y colonias de gatos

Los animales potencialmente peligrosos y la gestión de las colonia de gatos callejeros tienen sus  propios capítulos con normativa específica y, al igual que todo el texto, se ampara en la legislación animal autonómica y nacional.

En cuanto a las infracciones, las leves pueden ir de 100 a 500 euros por incumplimientos como no recoger los excrementos que, cabe recordar, fue objeto de una campaña de concienciación iniciada el año pasado bajo el nombre de “Pisala non trae sorte”. También bañarlos en fuentes públicas, no facilitarles alimento o dar de comer a vagabundos sin permiso del Concello, excepto si es una situación que compromete el bienestar del animal. Las graves pueden conllevar multas de 501 a 5.000 euros por malos tratos, el abandono en los términos de la ley gallega o el uso de animales en trabajos que les inmovilicen o le causen dolor, entre otras cuestiones relacionadas con la venta, cría, el transporte y la gestión de núcleos zoológicos.

Respecto a las muy graves, las sanciones oscilan entre los 5.001 y los 30.000 euros por, entre otras provocar la muerte por maltrato, organizar espectáculos con sufrimiento, mutilaciones sin prescripción y control veterinario y el uso de animales silvestres en circo, por nombrar algunas recogidas en el texto.