El Arosa disipó las dudas el domingo que había generado en el primer mes de liga. Su triunfo incontestable por 3-0 ante el Estradense fue un golpe encima de la mesa. Acabó con su sequía goleadora, ya que marcó tantos goles como los que llevaba en los primeros cuatro partidos, y lo hizo sobre todo con muy buen juego. El equipo de Luisito lleva mucho trabajo realizado desde pretemporada, numerosas sesiones por las que ha tenido que pagar un peaje en forma de plaga de lesiones, pero que también empieza a dar sus frutos en cuanto a rendimiento de los jugadores que no han tenido percances y están sanos.
El domingo la primera media hora del Arosa fue arrolladora. Marcó dos goles, pero pudieron ser más. Además consiguió desdibujar a un Estradense que venía enrachado. Por tercer partido seguido en A Lomba, Manu Táboas echó el candado a su portería. Hubo varios nombres propios en el partido. Empezando por Iñaki, que dio dos pases de gol, y siguiendo por sus compañeros en esa línea de tres, Julio Rey y Fajardo. Ambos acabaron el partido con molestias en las articulaciones. Fajardo en el tobillo, mientras que Julio dio un gran susto al dañarse el codo que se fracturó hace dos años y por lo que estuvo varios meses sin jugar.
También salió mal parado Abel Suárez, debido a un corte en el pie, por el que recibió ocho puntos de sutura. El canario, que junto a Brais Vidal formó una sólida y activa pareja en el centro del campo, es seria duda para la visita el domingo al campo del Arzúa (17 horas).
Borja Míguez se sacó la presión al anotar su primer gol, que se le resistía. También marcó Brais Pedreira, que una vez recuperado se suma a la alternativas que maneja el técnico en el centro del campo, donde está muy caro jugar (Sandá salió desde el banquillo, Mario no jugó y Álex se quedó sin convocar). La victoria y la forma de conseguirla es un espaldarazo para el Arosa, que al fin mostró de lo que es capaz esta temporada. Y lo hizo en A Lomba ante su afición, que lejos de desengancharse del equipo sigue al pie del cañón.
