Con lo caro que está el combustible y en un garaje de un edificio del centro de Vilagarcía están que lo tiran. Y es que llevan meses conviviendo con un vertido constante de este carburante que en los días de lluvia se multiplica. Ni desde el Concello ni desde la Xunta les aportan una solución porque se trata de una cuestión privada de modo que no les queda otra que ejercer de detectives privados e indagar a ver qué inmueble tiene un depósito con fugas. Vale, puede que tengan que hacerlo, pero las administraciones también deberían velar por lo que se puede convertir en un problema medioambiental si el gasoil llega al río.
