Con las previsiones demográficas hay que tener casi las mismas reservas que con las meteorológicas. En cualquier momento puede darse un acontecimiento inesperado que provoque, por ejemplo, un boom de natalidad o los movimientos del mercado laboral pueden arrastrar a un lugar determinado a cientos o miles de personas. Pero desconfianzas al margen, la cosa no pinta bien. Según las proyecciones del INE, en los próximos quince años Galicia será una de las cuatro comunidades que más población perderá. Todo apunta a que la (alta) mortalidad, la (baja) natalidad y los éxodos a tierras más prósperas económicamente hablando se aliarán para que la autonomía se vaya despoblando. Un par de pasos más cerca de ser miembro de pleno derecho del club de la España vaciada. Tenemos los paisajes y la gastronomía. Menos sol del que nos gustaría, también es verdad, pero de eso ya se está encargando el cambio climático. Solo nos faltan las oportunidades laborales; a ver si de aquí a quince años se nos ocurre algo...
