A lo mejor nos hemos perdido algún matiz en la traducción, pero cuando ese señor con ínfulas de conquistador que se ha lanzado a intentar invadir Ucrania dijo el viernes que daba por terminados los ataques “masivos”, entendimos que se iban a acabar los bombardeos. De ahí que la caída de misiles apenas unas horas después sobre varias zonas residenciales del este del país, algunos puntos de Kiev y una instalación de suministro de energía nos haya hecho arrugar la nariz. Podría tratarse de falta de comprensión, insistimos, pero algo nos dice que es más una cuestión de falta de veracidad. No es que Putin tuviera una gran trayectoria como persona fiable, pero será por las ganas que tenemos de que termine este conflicto que habíamos elegido creernos el anuncio. Fallo nuestro. Habrá que seguir confiando en la resistencia de las tropas ucranianas y en que, más pronto que tarde, el presidente ruso asuma su derrota.
