Miles de romeros volvieron a abarrotar el santuario de Amil para rendir tributo a la Virxe dos Milagres y ofrecerse a la santa en busca de aquello que solo se puede conseguir con la fe. Los peregrinos llenaron las cunetas, los aparcamientos en las fincas se llenaron por completo y la lluvia no fue óbice para ofrecimientos, rezos, plegarias y fiesta entre los asistentes.
