La cumbre hispano-germana parecía que traería consigo un caos monumental a la ciudad herculina. Sin embargo, la perfecta organización solo causó las lógicas medidas de seguridad que no supusieron poner la ciudad patas arriba. Los servicios de seguridad, con el apoyo de todas las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, han realizado un trabajo impecable minimizando las molestias causadas por el paso de los vehículos oficiales y de las autoridades. Fuerte dispositivo en el corazón de la cumbre (Palexco) y como es lógico blindando la zona al movimiento de las personas. Hubo quejas, pues sí, como las que se produjeron por parte de algunos de los usuarios del Náutico coruñés, pero el club estaba perfectamente advertido de las restricciones que fueron las mínimas durante un período de tiempo, así que tampoco era para elevar mucho la voz. También hubo algún acto de querer llamar la atención, pero esta ciudad y sus gentes saben perfectamente que cada cosa a su debido tiempo. Pues eso.
