La manifestación contra los recortes en la sanidad pública que inundó Vilagarcía el viernes ha dejado claro el malestar ciudadano ante la progresiva precarización del sistema. Ahora empieza la guerra de discursos y argumentarios, porque nadie quiere cargar con la responsabilidad. El grito de hartazgo ciudadano llega a dos años de las autonómicas. Si la progresión sigue como en los dos últimos y se siguen dando pasos más allá de dejar urgencias sin médicos, ni el mejor de los guionistas remontará la situación. O tal vez sí. La realidad supera siempre la ficción.
