El alcalde de Vilanova, Gonzalo Durán, tendrá muchos errores, como todos, y decisiones impopulares y merecedoras de crítica, pero lo que tiene es que no rehúye los problemas por muy tenso que sea el asunto. Ayer lo demostró en la protesta de decenas de mariscadoras enfadadas porque tuvieron que cerrar sus bancos por vertidos de aguas fecales llamando delante de ellas a todas las partes que podrían solucionar el asunto.
