Ribadumia exalta al Viño Tinto do Salnés, ese que se bebe en cunca, que ennegrece uñas y que deja bocas moradas. Se trata de una fiesta que ha ido a más y ya se ha convertido en una cita inexcusable más allá de si a uno le gusta más o menos ese caldo que después de un par de tragos obliga a paladear. Es una fiesta popular y como tal, participativa, donde los cosecheros apuestan por la calidad, lo que les ha valido para acercarse a la regularización.
