nos loquean la cabeciña con la inflación y lo muchísimo más que nos va a costar todo. Cierto que, si suben los precios, también será mayor el importe del IVA que paguemos y la Hacienda pública recaudará más. Repetimos, “la Hacienda pública”, no el Gobierno, que a veces confundimos. Que recaude más no quiere decir que dé para “comprar” más, quiere decir que le dará para pagar el IVA y el incremento de los precios –a ella también se los suben— de las cosas a que destina sus dineros –educación, sanidad, infraestructuras...—. Y aquí vienen las discrepancias. Unos dicen que dejemos los impuestos como están, porque es mejor que el dinero esté en manos del Estado, que lo reparte entre todos. Otros dicen que nos bajen los impuestos, que el dinero está mejor en nuestros bolsillos, para poder gastar y que la economía circule. Uff, que difícil decisión. Nosotros, en principio, pensábamos que la segunda opción era la mejor –que nos dejaran los dineritos—, pero cuando la ministra dijo lo que costaba una hospitalización... La mayoría de la población ya estaríamos en el otro barrio.
