Si es septiembre, hay lagarteiras. O, por lo menos, amenaza. Así que en Betanzos toca hacer barreras con sacos de arena, evitar el aparcamiento en las zonas inundables y tener las botas de agua a mano, por si hay calles que se vuelven ríos, como ha pasado alguna vez. Aunque la naturaleza no hace más que demostrarnos que manda ella, tenemos que intentarlo.
