Como si estuviésemos en una playa de Alicante. San Amaro se nos llena de medusas y no nos queda más remedio que hacernos expertos en esquivar y recoger. Lo de las carabelas portuguesas ya lo teníamos asumido, son años de convivencia, pero esto de tener bichos del Mediterráneo ya es excesivo. Si por lo menos también tuviésemos el agua a la temperatura de Levante...
