Hubo quien ni se enteró, pero el apagón que dejó sin luz casas, semáforos, ascensores y colegios de parte de la ciudad a las ocho de la mañana del miércoles hizo que a más de uno se le encogiese el estómago. Esta vez la cosa quedó en susto, pero los hay que ya han corrido a por las conservas y las pilas. Algo hemos aprendido.
